¿Qué fue la Revolución Gloriosa?
La Revolución Gloriosa fue
un movimiento iniciado por el movimiento liberal español en respuesta a la
monarquía cada vez más conservadora y dictatorial de Isabel II.
En 1833, la muerte de Fernando
VII había llevado al trono a Isabel II, de tres años. Esto fue posible
gracias a la derogación del Reglamento de Sucesión de 1713 -comúnmente
llamado “Ley Sálica” aunque técnicamente no lo fuera-. Sin embargo, su tío
Carlos también se había adjudicado el trono: así comenzó la Primera Guerra
Carlista, que ganó el bando que apoyaba a Isabel II, que pensó que, con esta en
el poder, finalmente podrían cambiar España y convertirla en una
verdadera monarquía constitucional.
Sin embargo, con el paso del
tiempo, quedó claro que Isabel, que se había casado a la fuerza con Francisco
de Asís (al que le gustaban más los hombres que las mujeres), no tenía
ningún interés en la política, estaba influenciada por demasiadas personas y
era ajena a lo que ocurría en el país. La vida política estaba gobernada por
los militares durante las décadas de 1850 y 1860, y la reina cada vez estaba
más aislada de la realidad del pueblo y del movimiento liberal español que
la había apoyado cuando era una niña.
Los preparativos para la
Revolución comenzaron en 1866. Ese año, el Partido Progresista y el Partido
Demócrata, encabezados respectivamente por el exiliado general Juan Prim y
los políticos Cristino Martos y Francisco Pi y Margall, firmaron el Pacto de Ostende,
comprometiéndose a trabajar juntos para terminar con la monarquía de Isabel.
En 1867, la Unión Liberal, un
partido de centroderecha que también se oponía al monopolio político del
Partido Moderado en España, perdió a su líder Leopoldo O’Donnell, dando el
liderazgo al general Francisco Serrano, que apoyó la oposición al gobierno
de Isabel. La muerte de Narváez en abril de 1868 ayudó a los planes de la
oposición, ya que la decisión de Isabel de reemplazar a Narváez por Luis
González Bravo, convirtió a España más si cabe en una dictadura.
Así pues, el 18 de
septiembre de 1868, el almirante Juan Bautista Topete, el hombre a cargo
de la flota española anclado en Cádiz, declaró su oposición a la monarquía
de Isabely comenzó una revolución en contra de ella y del gobierno de González
Bravo.
Al día siguiente, 19 de
septiembre, los generales Juan Prim y Francisco Serrano, llegaron a Cádiz y
tomaron el control de dos ejércitos: Prim avanzó por la costa mediterránea
y Serrano hacia Madrid. Los partidarios de Isabel intentaron hacerles
frente pidiendo ayuda a la población, pero el ejército dirigido por Manuel
Pavía y Lacy fue derrotado por Serrano cerca del pueblo de Alcolea, en Córdoba,
sellando el destino del gobierno de Isabel, que huyó de Madrid, permitiendo que
Serrano tomara el control de la ciudad.
Isabel II tuvo que abandonar
España para evitar que la guerra le salpicara, aunque no renunció a sus
derechos sobre la Corona española. A partir del triunfo de la revolución y
durante seis años conocidos como el Sexenio Democrático 1868-1874 se
intentará crear en España un nuevo sistema de gobierno.
La coalición de liberales,
moderados y republicanos se enfrentaba a la tarea de encontrar un mejor
gobierno que sustituyera al de Isabel. Al principio las Cortes rechazaron el
concepto de una república para España, y Serrano fue
nombrado regente mientras se buscaba un monarca adecuado para liderar
el país. Previamente se había aprobado una constitución de corte
liberal que fue promulgada por las cortes en 1869.
La búsqueda de un Rey apropiado
demostró finalmente ser más que problemática para las Cortes. Juan Prim,
el eterno rebelde contra los gobiernos isabelinos, fue nombrado dirigente del
gobierno en 1869 y el general Serrano sería regente, y suya es la
frase: «¡Encontrar a un rey democrático en Europa es tan difícil como
encontrar un ateo en el cielo!». Se consideró incluso la opción de nombrar
rey a un anciano Espartero, aunque encontró el rechazo del propio general,
que, no obstante, obtuvo ocho votos en el recuento final.
Muchos proponían al joven hijo de
Isabel, Alfonso (que posteriormente sería el rey Alfonso XII de
España), pero la sospecha de que éste podría ser fácilmente influenciable por
su madre y que podría repetir los fallos de la anterior reina, dejaba de ser
alternativa viable. Fernando de Sajonia-Coburgo, antiguo regente de la
vecina Portugal, fue considerado también como una posibilidad. Otra de las
posibilidades era el príncipe Leopoldo de Hohenzollern, de la Casa
Hohenzollern, que fue propuesto por Otto von Bismarck, y que provocó
abiertamente el rechazo de Francia, hasta el punto de que el ministro de
asuntos exteriores francés enviara el llamado Telegrama de Ems, que
posteriormente sería el detonante (o la excusa) para la Guerra
Franco-Prusiana. Finalmente se optó por un rey italiano, Amadeo de
Saboya, pero su reinado tan solo duró dos años y un mes, entre 1871 y 1873.
Fuente electrónica:
https://hdnh.es/revolucion-gloriosa/
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